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Ascua

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Muchacho encendiendo una candela, El Greco, hacia 1571, Museo de Capodimonte.

Se llama ascua al resto de brasa o cualquier fragmento de materia incandescente. Su uso como recurso para hacer fuego puede considerarse prehistórico.[1]​ Tuvo su proyección en el mechero de chispa (pistón de fuego o de mecha). Con la industrialización de los fósforos o cerillas y la invención de los encendedores de bolsillo de diversos combustibles (petróleo, gas, etc.), su utilidad en la sociedad occidental de consumo, prácticamente ha desaparecido.[2]

Otro uso perdido, que recuerdan los diccionarios y la literatura clásica en castellano, es la exclamación ¡ascuas!,[3]​ para expresar sorpresa o dolor repentino (probablemente derivado de la desafortunada acción de coger el ascua por la parte que quema).

Algunos diccionarios admiten como posible origen etimológico la voz del gótico «asca» (ceniza), siendo en alemán «asche».[4][5][nota 1]​ Otras fuentes afirman que el término proviene del árabe.[3][6]

Frases hechas

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  • «Me tienes en ascuas» o «estar en ascuas»:[7]​ figurada o familiarmente cuando el que está hablando mantiene un cierto grado de emoción e intriga en su relato, o alguien que ha prometido una noticia o sorpresa y todavía no la ha referido.
  • «Arrimar(se) el ascua a su sardina»:[8]​ físicamente el que acerca el resto de las brasas moribundas a su comida. Figuradamente, aprovechar una ocasión en beneficio personal.
  • «Pisar sobre ascuas»: Moverse o hacer las cosas con tiento y prudencia; en relación con el rito tradicional del paso del fuego, tradicionalmente asociado a la Noche de San Juan y al solsticio de verano.[9]

Ascuas de un crepúsculo morado

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Del mismo modo que se atribuye a Homero la inmortalización poética del alba como «la (diosa) de los dedos rosados», el poeta español Antonio Machado dejó escritos estos versos que parecen inmortalizar el valor arqueológico de un pedazo del lenguaje «otrora incandescente pero ya apagado»:[10]

Las ascuas de un crepúsculo morado
detrás del negro cipresal humean...
En la glorieta en sombra está la fuente
con su alado y desnudo Amor de piedra,
que sueña mudo. En la marmórea taza
reposa el agua muerta.

Véase también

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Notas

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  1. Julio Cejador, en su Tesoro de la Lengua Castellana, publicado en 1912, reúne esta etimología y definición: «Ascua, del ant. al. aska, al. Asche, ó god. asg-ón, ó derivado adjetivo -ko de as ar. Materia traspasada del fuego, ardiente y brillante».

Referencias

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  1. Caro Baroja, Julio (1989). Ritos y mitos equívocos. Madrid: Akal. pp. 60 y ss. ISBN 9788470902031. Consultado el 10 de enero de 2017. 
  2. Otero, L. «¿Cómo vívíamos sin...?». MuyHistoria. Consultado el 16 de octubre de 2015. 
  3. a b Real Academia Española (1726). Diccionario de la lengua castellana en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o modos de hablar, los proverbios o rephranes, y otras cosas convenientes al uso de la lengua. Madrid: Imprenta de Francisco del Hierro. 
  4. Diccionario Enciclopédico Abreviado Espasa-Calpe, tomo I (7ª edición), Madrid, 1957.
  5. El lenguaje: sus transformaciones y su estructura ...
  6. Real Academia de la Historia (1805). «Catálogo de algunas voces castellanas, puramente arábigas, ó derivadas de la lengua griega, y de los idiomas orientales, pero introducidas en España por los árabes». Memorias de la Real Academia de la Historia, Volumen 4. Imprenta de Sancha. 
  7. Real Academia Española, A. (1791). Diccionario de la lengua castellana. Madrid: Imprenta de la viuda de Don Joaquin Ibarra. 
  8. Bartolomé Suárez, A. (1993). Aforismos, giros y decires en el habla montañesa. Universidad de Cantabria. p. 262. ISBN 9788481020182. 
  9. Pisando ascuas. (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).
  10. Análisis del poema y documentación.

Enlaces externos

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