Bondades del Hormigón Armado - Barcos
El hormigón armado ha tenido y tiene usos muy variados debido a su practicidad y flexibilidad, pero uno de los más peculiares fue la construcción de barcos. Tanto la madera como el acero son excelentes materiales para construir barcos, pero muchas veces el costo de producir estas naves lleva a buscar alternativas y bueno, en ese momento se les ocurrió hacer uso de esta tecnología que tiene la ventaja de ser barata ya que usa hormigón y pequeñas cantidades de acero.
Todo comenzó cuando Joseph-Louis Lambot presentó su bote de H°A° en la Exposición Universal de París en 1854, si bien no tuvo mucha repercusión, más adelante la idea fue retomada y aprovechada para distintos fines. Por ejemplo, pequeñas barcazas para el uso en canales o la construcción de una embarcación por parte de Carlo Gabellini en 1896.
A principios del siglo XX esta invención comenzó su época de gloria cuando varios estados de Europa comenzaron a construir grandes naves para surcar los océanos. Uno de estos fue el buque Namsenfjord de 400 toneladas y 26 metros de eslora, construido en 1917, que ostenta el título de ser el primer barco de hormigón autopropulsado. Al otro lado del charco también se estaba innovando, un empresario californiano se dedicó a la construcción de estas unidades, fundando la compañía San Francisco Ship Building Company la cual, en 1918, diseño el SS Faith de 6125 toneladas, siendo el primer barco a vapor.
Por esos tiempos se incursionaron en distintas áreas de la náutica, se construyeron muchos barcos de carga autopropulsados, pero también a remolque, los neozelandeses brillaron por sus veleros, de los cuales el Awahnee dio la vuelta al mundo. También hay que mencionar a los italianos que aplicaron esta tecnología a la náutica deportiva mediante la fabricación de embarcaciones más ligeras y económicas. Como frutilla del postre, Pier Luigi Nervi inventó el ferrocemento, un material resistente, duradero, liviano y flexible, especial para este tipo de usos.