Un modelo de I+D+i ágil y orientado al mercado
Buscar soluciones más baratas y suficientemente buenas
Con demasiada frecuencia, los equipos de I+D+i reinventan la rueda y acaban creando productos de ingeniería excesiva (con un gran costo para la empresa) que son demasiado complejos para los clientes. Sin embargo, a los clientes les impresionan más los productos que resuelven sus problemas que las meras proezas tecnológicas.
La I+D+i debe guiarse, en primer lugar, por el conocimiento del cliente y producir ofertas fáciles de usar, que sean lo suficientemente buenas, sin necesidad de ornamentos, en especial si tienen un precio más bajo. Además un enfoque suficientemente bueno también será más sencillo y barato para las empresas, sin mencionar su reducido impacto medioambiental.
No es una transición fácil. Las empresas también tendrán que reorganizar todo su proceso de innovación, tanto en la fase inicial, donde se identifican las oportunidades de mercado y se conciben, financian y prueban los productos, como en la fase final, donde se desarrollan las ideas prometedoras y se prueban en el mercado. Según un estudio de Strategy&, las empresas desarrolladas, que más gastan en I+D+i, tienden a invertir poco en la fase inicial (a menudo considerada un arte difuso) y a dedicar demasiado tiempo, esfuerzo y dinero a la fase final, más estructurada y medible, del proceso de innovación.
Como resultado. las grandes empresas se han vuelto muy eficientes a la hora de ejecutar las ideas equivocadas más rápido, de una mejor manera y más barato, y lanzar productos que los clientes no quieren ni necesitan.
Las empresas deben reconocer primero la naturaleza estratégica de las fase inicial de su proceso de innovación. Las decisiones tomadas en esta fase pueden influir enormemente en el costo global, así como en la velocidad de desarrollo y comercialización de nuevos productos, a los largo de su ciclo de vida. Esta parte del proceso también puede gestionarse metódicamente y los clientes pueden participar en ella de forma sistemática.
Tomemos el caso de Unilever Mexico. Buscando inspiración para soluciones que reduzcan el plástico y contribuyan a los esfuerzos más amplios para crear un México libre de residuos, se les ocurrió la idea de las estaciones de recarga para Sedal, una de sus marcas de champú. Según la empresa, en lugar de pasar meses ideando la solución perfecta, diseñaron un prototipo suficientemente bueno, que probaron en diez tiendas Walmart de Ciudad de México. El prototipo permitía a los consumidores llenar botellas de aluminio reutilizables con champú Sedal, en lugar de comprar el producto en las habituales botellas de plástico. Gracias a este prototipo, suficientemente bueno y barato, y a la rapidez de las pruebas, la empresa introdujo varios cambios, hasta dar con una solución que resultó popular entre los consumidores mexicanos.
Ingeniería en Computación
1 semanaFelicitaciones Martín ! Tremendo 🙌