Del curso: La escucha activa

Prestar atención a la forma de emitir el mensaje

Del curso: La escucha activa

Prestar atención a la forma de emitir el mensaje

¿Alguna vez has contado las veces que el orador decía «eh» u «o sea»? ¿Has estado en una reunión donde alguien tenía restos de comida entre los dientes? ¿O te desconectas cuando el ponente lee sus notas o el PowerPoint? Te has distraído tanto con detalles de la emisión del mensaje, que te olvidas de conectar y escuchar activamente. ¿Cómo podemos distraernos menos? Recuerda que no estás aquí para juzgar la capacidad de emisión del orador, sino para aprender algo a partir de lo que dice. En el caso de un orador pesado que abusa de palabras como «eh», «o sea», o ciertas muletillas, puedes decirte «¡Ya entendí!». Céntrate en el contenido. Pon a prueba si estás atento parafraseando mentalmente lo que se está diciendo. Si tuvieras que resumir la conversación a otra persona, ¿qué dirías? Si te obligas a escuchar, te distraerás menos por esas frases de relleno. En cuanto a las distracciones no verbales, puedes eliminarlas. Por ejemplo, dependiendo de tu relación con el emisor, puedes decirle «Tienes algo entre los dientes». Ahórrale la vergüenza de pasar toda la reunión con un trozo de comida que te distraerá. Si la emisión no es solo una distracción mental, sino que es un aspecto que te dificulta seguir al orador, necesitas un enfoque distinto. Por ejemplo, ¿qué pasa si alguien habla tan bajo que te cuesta escucharlo? ¿Y si habla entre dientes o tiene un acento muy marcado con el que te cuesta entender algunas palabras? ¿Debes fingir que entiendes para ser educado? No. Yo lo aprendí de manera bochornosa. Tengo un vecino que murmura al hablar. Mi marido y yo salimos una noche a pasear, y Mike, el murmurador, pasó en su camioneta, paró, bajó la ventanilla y nos dijo algo. Entre el murmullo y el ruido del motor, no entendí lo que decía. Sonaba a algo como «Vinieron los chicos», y pensé «Ah, qué bien. Sus nietos están de visita». Así que dije «¡Qué bien! ¿Cuántos años tienen?» Mike me miró de forma extraña y dijo «No sabemos. Nos lo dio un vecino». ¿Eh? Mi marido dijo «Cuídate, Mike», me tomó del hombro y me llevó hacia la acera. Yo estaba confundida. «¿Qué dijo?», le pregunté a mi marido, que me respondió «Atropellaron al gato», a lo que yo respondí «¡Qué bien! ¿Cuántos años tienen?» Ahora Mike me mira con recelo siempre que lo veo, y yo aprendí a no quedarme nunca sin entender. Pide una aclaración, si no entendiste a alguien. No pasa nada por decirle a alguien que hable más alto o «¿Podrías hablar más despacio?» Los estudiantes internacionales me dicen que siempre fingen entender cuando los nativos hablan, aunque no entiendan nada. La gente que sabe escuchar no finge, escucha para entender. No dejes que la emisión te impida saber escuchar mejor.

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