Del curso: Fundamentos de iniciativa empresarial
Sal de tu garaje, el éxito empresarial no se genera solo
Del curso: Fundamentos de iniciativa empresarial
Sal de tu garaje, el éxito empresarial no se genera solo
El mayor error es pensar que una empresa se hace a través de un papel o una hoja de cálculo. Lamentablemente, no es tan fácil. Una empresa llega al éxito a través de la eficiencia de sus sistemas de acumulación de conocimiento. Por lo tanto, hay que salir a la calle lo antes posible, antes, incluso, de saber si nos deberíamos plantear crear una empresa sobre nuestra idea. Esto parece algo muy complicado, pero no deja de tener todo el sentido del mundo. Vamos a poner un ejemplo muy sencillo: imagina que, de repente, acabas de descubrir una receta fantástica de un zumo de limón. Le añades un poco de jengibre, el punto justo de azúcar moreno, una hoja de albahaca fresca y algo de té verde. Ya sabes mi secreto, pero no pasa nada. Desistí hace tiempo de montar una compañía de zumo de limón. Por lo tanto, tengo un producto que es reconfortante y nutritivo a partes iguales. Y tengo el amplio conocimiento de que todo el mundo querrá probar mi zumo. Si solamente me quedo con estos datos y me pongo a hacer un plan de negocio es probable que mis estimaciones estén algo sesgadas por mi pasión y mi deseo de conquistar el mundo con el zumo de limón. ¿Y qué tal si en vez de hacer eso, utilizo el método científico para ir recogiendo los primeros datos que me permitirán establecer relaciones mucho más realistas sobre mi producto? Vamos a recordar brevemente cómo funciona el método científico. Todo comienza con la observación, que nos permitirá formular una pregunta sobre la realidad. De ahí, nos iremos directos a los libros o a buscar recursos de información que nos den más información sobre nuestra pregunta. Una vez nos hemos llenado de recursos de entendimiento, nos formulamos una hipótesis y buscamos la manera de poder hacer una prueba a través de un experimento. En nuestra experimentación veremos si funciona o no para explicar nuestra hipótesis. Si no funciona, habrá que hacer una revisión sobre ese experimento, sobre su procedimiento, seguramente tendremos que innovar en cómo probar nuestra hipótesis. Por el contrario, si parece que funciona correctamente, desarrollaremos un análisis de los datos obtenidos y generaremos nuestras conclusiones. Tanto si los resultados se alinean con la hipótesis que nos habíamos planteado de entrada o no, el método científico promueve comunicar los resultados, puesto que incluso los resultados parciales pueden representar una acumulación de conocimiento que refine futuras pruebas y se promueve la posibilidad de que se repliquen los resultados. Después de haber recordado el método científico, volvamos a nuestra empresa de zumo de limón. La idea es utilizar precisamente ese método científico para generar incrementos que nos aseguren que vamos por el buen camino y que podamos verificar que ese negocio es viable. No paro de darle vueltas a la idea y estoy intentando ver cuál es mi cliente objetivo y no acabo de saber a qué público o franja demográfica le puede encajar más mi zumo. Ponte a hacer unos cuantos litros de zumo y establece una muestra representativa sobre la que testeas si estarían dispuestos a consumirlo, cuánto pagarían por ello y cuál sería su frecuencia de consumo de estar disponible. En definitiva, el máximo número de datos posibles que te permitan decidir, de forma realista, tu cliente objetivo. Por lo tanto, cualquier creencia que tengas sobre el cliente o el mercado, ponla a prueba. Has de conseguir la forma de probar tus hipótesis, para que tus métricas sean consecuencia de acciones y no de ideas.