La flexibilidad es un aspecto clave de la gestión remota de proyectos de software, ya que es necesaria para adaptarse a la naturaleza cambiante e impredecible del desarrollo de software y el entorno de trabajo remoto. Sin embargo, debido a la falta de control, visibilidad y estabilidad, la flexibilidad puede ser más difícil y arriesgada cuando se trabaja de forma remota. Por lo tanto, los gerentes de proyectos de software remotos deben demostrar y fomentar la flexibilidad entre los miembros del equipo, las partes interesadas y los clientes. Esto se puede hacer planificando y administrando el alcance, el cronograma y el presupuesto del proyecto con un enfoque iterativo, como el uso de MVP, sprints y preparación de backlog. Además, el rendimiento, la calidad y los riesgos del proyecto deben supervisarse y controlarse con un enfoque proactivo y receptivo, como el uso de KPI, paneles y pruebas. Los conflictos, asuntos y problemas deben resolverse y prevenirse con un enfoque creativo y colaborativo, como el uso del análisis de causa raíz, la lluvia de ideas y la negociación. Finalmente, la experiencia y la retroalimentación del proyecto deben usarse para aprender y mejorar con un enfoque continuo y reflexivo, como el uso de lecciones aprendidas, encuestas y autopsias.