Porque las buenas noticias, también son noticia
Moisés Mora Cortés
A casi 40 años de ejercer este maravilloso oficio y profesión, actividad emprendida efectivamente con ambos ingredientes que demandan objetividad y compromiso, contemporáneamente advierto que se privilegian más los contenidos sangrientos y conflictivos en la agenda mediática, por sobre los positivos o edificantes para la sociedad que los consume, procurando cada vez mayor audiencia que reclama noticieros o informativos con morbo y encono por lo que acontece alrededor, que por simplemente darse cuenta de lo que ocurre en su entorno.
He sido testigo de la desaparición o involución de medios de comunicación que privilegiaron contenidos positivos, optimistas, estimulantes o motivadores de las buenas causas y acciones, porque simplemente fueron ignorados por las audiencias que cada vez más demandan adrenalina, encono y divisionismo, muy predominantemente por cierto en las llamadas “redes sociales”; también estoy asombrado por la dramática reducción de la publicidad comercial en medios informativos antagónicos a los principios de las empresas que enfrentan ahora el impacto del permanente conflicto social provocado por ese fenómeno.
Reconozco que también en mis inicios como periodista, a principios de los años ochentas, me envolvió el idealismo de cambiar y transformar todo el status quo desde mis notas informativas (principio que ahora persiste desde una óptica diferente) al grado tal como lo afirmaba el dramaturgo y humanista checoslovaco, Vaclav Havel: “Hay que cuestionar todos los sistemas, todos los poderes y dejar testimonio de sus mentiras…”, sin embargo, la sabiduría que conceden los años y ser testigo privilegiado de muchos acontecimientos históricos y sus protagonistas, ahora orientan mi esfuerzo por reconocer que si bien es cierto que “la verdad os hará libres…”, también lo es que debemos construir antes que destruir absurdamente.
Aunque creo entenderlo desde el punto de vista sociológico, en verdad nunca me expliqué la razón del por qué en las guerras (siempre quise ser corresponsal de guerra para constatarlo de manera directa), el adversario siempre pretendió destruir todo lo creado por su enemigo, incluyendo obras de arte, literatura, ciencia, cultura, arquitectura… cuando no deja de ser una evidencia de una forma de entender la vida, más que la amenaza hacia lo diferente, por muy bueno o malo que este resulte a la colectividad.
Tan inaceptable es que los españoles destruyeran todo vestigio indígena en América, como lo hicieron con ellos mismos los árabes, o más contemporáneamente la destrucción de vestigios milenarios en el Medio Oriente o en Europa del Este, en sus actuales conflictos políticos, sociales, culturales y hasta religiosos; o como por igual ocurrió en la Inquisición o las denominadas revoluciones culturales del siglo 20.
No nos podemos permitir comenzar de cero cada vez que se nos ocurra algo nuevo como sociedad, puesto que lo previamente construido sin duda alguna fue base o fundamento para desarrollar la capacidad de innovar quizás algo nuevo o diferente hoy en día… incendiar la casa, llamar a un nuevo diluvio o azuzar el arribo de una nueva era del hielo, no es como vamos a evolucionar hacia mejores condiciones para todos (que ya es decir mucho), sino aprovechar el conocimiento, la tecnología y el humanismo para establecer nuevos entornos que satisfagan la mayor parte de las necesidades y demandas contemporáneas comunitarias.
La violencia, el divisionismo o el enfrentamiento sobre el diferente no es alternativa para encontrar justicia, paz o armonía entre los distintos, por muy antagónicos que estos sean, sino reconociéndonos como seres capaces de aceptar y entendernos entre nosotros, construyendo respeto, solidaridad y cooperación para convivir de la manera más pacífica y optimista.
Ahora más que nunca estoy convencido de que vivir acompañado de buenas noticias, inyectan mayor optimismo y esperanza por ser mejores seres humanos todos, con sus diferencias y peculiaridades, sin que nos veamos como enemigos o amenazas, sino complementarios los unos a los otros, sin ideologismos o antagonismos, sino solidarios, acompañándonos para crecer juntos y así a nadie nos hará falta o sobrará lo que no nos pertenece.
Jesús Reyes
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Felicitaciones Moises. He sido un privilegiado en dar seguimiento a tu impecable trayectoria periodística. Estaré al pendiente de leer estas good News.
enero 30, 2023Moisés Mora
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Muchísimas gracias muy estimado Jesús… abrazos y a la orden siempre..!
febrero 4, 2023