Hoy organizando he encontrado está antigua herramienta que os adjunto y comparto una reflexión.
Hace un tiempo, herramientas como esta plantilla de dibujo eran imprescindibles para agilizar las tareas de delineación y reducir errores en nuestros planos de arquitectura. Nos permitían estandarizar formas y dimensiones en diseños de mobiliario y distribuciones espaciales, asegurando precisión y consistencia en cada trazo. Aunque parece algo básico en comparación con las herramientas actuales, en su momento representaban un avance en eficiencia y control.
Hoy en día, el desarrollo de software como AutoCAD, BricsCAD, Revit, ArchiCAD, y por supuesto la metodología BIM nos ha permitido llevar esa precisión a otro nivel, sumando funcionalidades que antes eran impensables. La digitalización y la metodología BIM no solo nos ayudan a coordinar de manera más efectiva entre disciplinas, sino que también mejoran la interoperabilidad en entornos colaborativos, optimizan tiempos y facilitan la adaptación a estándares y normativas internacionales como la ISO 19650, una de mis áreas de interés.
Es esencial recordar que, aunque un procedimiento funcione, eso no significa que no pueda mejorarse. La transformación digital en la construcción es un recordatorio constante de que debemos adaptarnos y evolucionar, siempre abiertos a la mejora continua y a nuevas tecnologías. El desafío es dejar atrás las herramientas que ya cumplieron su ciclo, y abrazar aquellas que nos permiten ser más eficientes, precisos y colaborativos.
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